top of page

Blog sobre psicoterapia online, feminismo y salud mental

  • Foto del escritor: Ángela Cardona
    Ángela Cardona
  • 12 jul 2024
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 23 nov 2024

El Setting en la Psicoterapia Online


Setting Online

La psicoterapia virtual y la virtualidad de la psicoterapia


Seguramente cuando pensamos en un consultorio de psicología, se nos viene la imagen de un espacio relajante, con un sillón frente a otro y una mesita cerca con pañuelos de papel, o si no, la de un salón lleno de libros, donde hay un diván y un psicoanalista detrás, escuchando y tomando notas.


Pues ese escenario predispuesto y calculado para una experiencia emocional, es lo que en psicología se conoce como setting. Es el entorno, el marco, el ambiente que se construye como parte del tratamiento y de vital importancia al inicio del mismo.


Psicoanalistas, conductistas, cognitivistas, humanistas, sistémicos, todos tienen su escenificación particular. Cada modelo de terapia ha propuesto su propio setting, ya sea la disposición física, el enfoque conceptual e incluso el marco normativo de las sesiones.


Pero lo que es común a casi todos, es que se intenta crear un espacio donde los objetos y personas de la realidad queden afuera y no interfieran en el momento en que transcurre la sesión.


Se fuerza un espacio, se crea una virtualidad, entendiendo lo virtual aquí, como aquello que entra en juego sin una presencia real. Esto es la virtualidad de la psicoterapia: todo lo que trae el paciente es una proyección de su realidad y no tiene por qué corresponder con ella.


Paradójicamente, en la psicoterapia online, la realidad entra fuertemente en lo virtual, vemos espacios tan reales como una cocina, una habitación, conocemos mascotas, hay interrupciones técnicas y humanas y evocar esa función de virtualidad, antes mencionada, es más difícil.


Esta es la gran paradoja de la psicoterapia online, en ella se expone más la realidad

La triangulación del Setting


Un aspecto importante es entender que la principal característica del setting online, es que ya no es solo responsabilidad del psicoterapeuta, sino que es construido a partir de una triangulación: paciente, terapeuta y tecnología.


El/la paciente debe buscar un lugar adecuado, íntimo, donde la angustia tenga permitido circular, donde no haya interrupciones, con una buena conexión, donde pueda estar siempre sentado/a, intentando seguir el encuadre propuesto y donde el/la terapeuta no sabrá qué se puede encontrar cada vez al otro lado de la pantalla.


Esta incertidumbre, este no saber, como en una terapia tradicional, debe estar del lado de lo que trae el/la paciente y no al revés.

La constancia del setting del consultorio online, genera un marco seguro donde se facilita esa proyección de la propia realidad. Tenemos que asegurarnos de ello.


Si a cada sesión, quien consulta, no sabe dónde o cómo estará su psicoterapeuta, esta información de la realidad, será un elemento obstaculizador del tratamiento y de la vinculación terapéutica. - Sí, sé que esto va en contra de la idea romántica del profesional nómada-.


El tercero en esta triangulación del setting, es la tecnología, que va desde el dispositivo por donde se realiza la sesión, si es que se usa un móvil, una tablet o el ordenador. La plataforma por donde se hace la videollamada y su propio setting, el cómo se distribuye la imagen, qué fiabilidad tiene. La estabilidad en la conexión y el cómo se interviene cuando hay dificultades, entre otras cosas. Así como también la relación que se tenga con la tecnología y sus gadgets, si es que se tienen resistencias o al contrario, esta vía, habilita un tipo de terapia que sería más difícil que la de presencialidad física.


¿Qué hacer con la realidad que interrumpe?:

Trabajar con ella


El cambio abrupto del espacio físico donde se conecta el/la paciente fue muy revelador en algunas sesiones. Pacientes que se permitieron hablar de ciertos temas, dependiendo del lugar físico en el que se encontraban hicieron girar la dirección de la terapia.


Una de mis pacientes, comenzó a hablar, por primera vez, sobre las dificultades con su hermana, con quien convivía, cuando estaba en una casa de vacaciones a kilómetros de distancia. Estando en su casa, aun sin su presencia, no se lo permitía.


Otra paciente, a quien atendí excepcionalmente, desde su propio baño, ya que en su pequeño apartamento estaba su familia de visita, pudo elaborar, de manera distinta hasta ese momento, las dificultades que tenía con su trabajo: estaba sintiéndose un "desecho institucional".


Estos settings ocasionales, -siempre cuya condición es que se dé, en intimidad-, en lugar de entorpecer, que es lo que se esperaría, pueden aflojar las defensas, surgiendo así una mayor espontaneidad y transparencia.


Como en la terapia presencial, el rompimiento del encuadre nos da una información interesante del caso. Un ejemplo fue el caso de una paciente con un problema de límites, cuya pareja constantemente aparecía, abriendo la puerta y entrando a por algo. Ante mi intervención sobre esto, le sorprendió a mi paciente, quien no lo registraba como una intromisión, lo que creó un borde para la terapia que también tuvo efectos en su relación de pareja.


En algunas ocasiones, los devenires de la tecnología irrumpen, y quien consulta debe moverse a otro espacio de la casa para tener una mejor conexión. El setting que había planeado se rompe, tal vez, obligadamente, debe cambiar su posición a sentarse en su cama o ir a la cocina, y esto causa un efecto también en lo que se dice, y es más llamativo cuando el espacio es tan íntimo como un baño, o en el coche.


Así mismo, el cambio puede ser exigido, suelo pedirles a pacientes que teletrabajan, que se conecten desde otro espacio al habitual, para romper precisamente con ese marco de continuidad laboral y proponer otro tipo de trabajo, el terapéutico.


En algunas ocasiones, me han pedido o yo he pedido el que se apague la cámara, en caso de estar relatando un acontecimiento traumático, por ejemplo, en el que la mirada o la reacción del otro genere una gran incomodidad.


La construcción del fondo


Setting en linea

Otro elemento del setting es la construcción que hace el paciente de su fondo, eso que se ve tras sus espaldas y que deja o quiere hacer ver de su entorno, el punto de vista elegido.


Como en todo cuadro, el marco hace que cambie la percepción de este.


Un ejemplo que suelo ver usualmente, es el fondo más o menos ordenado dependiendo del estado de ánimo. He visto ropa sucia y mucho desorden cuando ha habido un duelo, y, cuál escenificación de una metáfora narrativa, el paulatino cambio a un espacio más ordenado, cuyo mensaje de recuperación es claro.


En una ocasión, una de mis pacientes cambió de setting en su misma casa; se ubicó de manera distinta, mostrando un lugar más revelador y, como si fuera un cuadro, más lleno de luz, de colores, carteles y plantas, evocando algo más de lo vital.

En esa sesión habló de lo entusiasmada que la traía un enamoramiento.


Pude anticipar su emocionalidad nuevamente, cuando volvió a sentarse, en el llano salón monocromático de siempre, algunos meses después.


En cuanto al fondo del terapeuta, pienso que la apuesta siempre es al contacto real, "sin filtros" o difuminaciones. Se debe crear un ambiente que te represente como terapeuta, teniendo siempre en cuenta qué es lo que se quiere comunicar y, sobre todo, teniendo en cuenta el primer axioma de la comunicación: No se puede nunca no comunicar.


Espejo, espejito


Huelga decir que no hay que ser ingenuos con la tecnología. La virtualidad es muy atractiva, muy magnética y lleva a una compulsión a mirar, pero es un mirar sin ver, y es allí que como terapeutas debemos actuar, analizar e intervenir. Para que no se quede en meros efectos.


Algo absolutamente diferencial en el setting virtual es que hoy nos vemos a nosotros mismos mientras hablamos con un otro. El espejo siempre está presente. Vemos nuestra propia imagen que se nos devuelve en la videollamada en un recuadro, generalmente pequeño, en alguno de los márgenes del marco.


Es muy importante entender qué está en juego con este elemento en la sesión, ya que puede que, ver la propia imagen, reduzca la angustia que produce ser mirados y no saber qué ve el otro de mí, pero también puede ser una forma de dejar de ver al otro, como cuando se mira más su propio rostro en el recuadro antes que a la otra persona.


Hay plataformas donde es posible sacar el recuadro o modular su tamaño. Ante esta posibilidad, es curioso cómo algunas personas optan por mantener su imagen de vuelta y otras se apresuran a sacarla de la experiencia.


Un Setting fragmentado


Usualmente en la videollamada solo se ve un fragmento del cuerpo, un recorte. Generalmente, es el rostro y el torso y es evidente que mucha información del resto del cuerpo queda por fuera. Pero también es cierto que la potencialidad que se da a la expresión de la cara es particular. Se desarrolla una habilidad, también, para analizar los microgestos y sutiles cambios en la expresión.


Y aunque pareciese a priori que la imagen es céntrica, es la voz la que también atravesará el setting: su modulación, su fuerza, su fluidez, sus cambios de entonación, las pausas, los silencios, son elementos que compensan mucho de lo que queda por fuera de la comunicación no verbal.


 
 
 

Comments


bottom of page